viernes, 21 de julio de 2006

Crónica de castas I

¿Han visto esas pinturitas donde se ven las mezclas de razas durante la colonia novohispana?
Muy peculiares, y tal parece que no hay algo parecido en otra parte del mundo. Podemos decir, que la pintura de castas es algo neta y puramente mexicano. Las pinturas reflejan ante todo, la necesidad de diferenciar a la gente por su contenido de sangre "cristiana" en las venas. Desde luego los españoles de la península ibérica los mas "cristianos" de todos. Seguidos de los españoles de las Indias, los criollos, y luego su infinidad de mezclas. Las mas conocidas:

De español e indio, nace mestizo: la palabra mestizo significa mezclado.
De español y negro, nace mulato: la palabra mulato viene de mula, que es la mezcla de caballo y asno.
Imaginen quién era el asno y quién el caballo en la mente española.
Y así, de mestizo y española, castizo, mulato y español, morisco, y mientras menos sangre española se tenga en las venas, el nombre va degenerando hasta los que son francamente zoológicos: coyote, o lobo, por ejemplo.
Y hay quienes avanzan para atrás o adelante en esta escala racial: saltapatrás o tornatrás, que se va mezclando con gente menos y menos española, albino, que de repente recupera algo de blancura, o de plano el que ni para adelante ni para atrás, como el tentenelaire, y otros que hasta dejan de hablar cristiano, como el notentiendo.

No deja de ser pintoresco, y hasta gracioso, pero más allá de ello, a mí me da la impresión de que no hemos dejado atrás este tipo de sociedad. Me da la impresión de que, a pesar de haber llegado al siglo XXI, nuestro espíritu mas profundo se quedó petrificado en esta sociedad del siglo XVII.
¡Exagerado! dirán algunos. Creo que no tanto. Si bien esta sociedad de castas no es evidente, existe y se mueve de manera muy parecida a la que se movía hace cuatrocientos años.

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