martes, 8 de agosto de 2006

Crónica de castas IX

¡Con la Iglesia hemos topado, Sancho!
Cervantes, El Quijote.

La religión, cosa más grande en la España, mi niño... cosa más grande.
El pueblo español es muy católico, muy religioso, y sus clases gobernantes más. Roma le debe a España toda suerte de órdenes y aparatos a cual más peculiar: los dominicos, la Santa Inquisición, los jesuítas, el Opus Dei. Podemos decir que en cosa de religión, los españoles son más papistas que el Papa.

Quizá es en este aspecto que se basa en buena medida el espíritu expansivo de occidente. Desde que dijo Cristo: Vayan y lleven la buena nueva, occidente no ha dejado de estar chingando al mundo. Desde mi muy particular punto de vista, creo que el esplendor del catolicismo se encuentra en la Edad Media. Sólidos, sin enemigos, bien plantados en sus monasterios, allegándose de los mejores recursos materiales e intelectuales de la época, es cuando comienzan su tarea expansionista en Las Cruzadas. Los caballeros cruzados peleando contra el infiel vienen a ser la figura por antonomasia. Los españoles, medievales como ellos solos, ven en esta época glorias y esplendores. La última cruzada se hizo en 1270, pero como que los españoles se quedaron medio picados y no se contentaron hasta sacar a los moros en 1492. Mientras en Italia ya andaba en pleno Quattrocento, nuestros queridos padres míticos andaban todavía en las cruzadas.



Y así andaba la Europa cuando se descubre el continente americano. que como ya habíamos visto, el hecho fue interpretado como un premio divino por la expulsión de los moros de España, y mientras Isabel I y Carlos V administran el medievo en la península ibérica y el renacimiento en la itálica, no faltó el renegado que dijo: ¡Ora, ora, ora, pues cabrones! ¿A qué horas entramos a la fiesta?, y así, Martín Lutero protesta contra la Iglesia provocando una división en Europa que hasta la fecha la tiene marcada: los países protestantes se hicieron ricos y aburridos, y los católicos pobres pero divertidos. Esta división devino en cruentas guerras donde ahora los católicos tenían un nuevo frente de herejes para ir a cortarles los huevos: los protestantes. Resulta curioso que muy cerca del año de nacimiento de Lutero en el 1483, nace en Medellín, Hernán Cortés, y el detalle lo apunta otra vez, nuestro querido Mendieta:

Débese aquí mucho ponderar, cómo sin alguna dubda eligió Dios señaladamente y tomó por instrumento á este valeroso capitan D. Fernando Cortés, para por medio suyo abrir la puerta y hacer camino á los predicadores de su Evangelio en este nuevo mundo, donde se restaurase y se recompensase la Iglesia católica con conversion de muchas ánimas, la pérdida y daño grande que el maldito Lutero habia de causar en la misma sazon y tiempo en la antigua cristiandad. De suerte que lo que por una parte se perdia, se cobrase por otra. Y así, no carece de misterio que el mismo año que Lutero nació en Islebio, villa de Sajonia, nació Hernando Cortés en Medellin, villa de España...

La evangelización de América no solo fue un regalo, sino ahora hasta una misión compensatoria:

De cómo en la conquista que D. Fernando Cortés hizo de la Nueva España,
parece fué enviado de Dios como otro Moisen para librar los naturales de ella de la servidumbre de Egipto.

Y sí, los libró de la servidumbre de "Egipto", para ponerlos al servicio de España. No existía la clara consigna de parte de los españoles de exterminar a los indios, como había consigna de exterminar a los moros, a los judíos y luego a los protestantes. Para los indios: conversión, aunque esta conversión signifique que se mueran por los trabajos forzados, como el mismo Mendieta da testimonio también. Se hace un estado de excepción en América, la Inquisición prohibe juzgar a los indios sin antes intentar convertirlos a la fe. Los frailes prefieren, en sus intentos, tratar de usar todas las estrategias posibles, incluídas los azotes y la suplantación de deidades, como en el caso de la Guadalupe-Tonantzin. Y los indios, acostumbrados al peculiar henoteísmo azteca, les encantó la idea del Cristo-Tezcatlipoca y el Santo Tomás-Qutezalcóatl. Y a decir verdad los indios encantados, luego de tener que dar tributo en mancebos para el sacrificio, los monjes solo pedían pago en especia, ni chivas les dejaban sacrificar, de los azotes a la hora de rezar, pues ya hacían lo mismo antes de la llegada de los españoles, pero con pencas de maguey, solo dejaron de tatuarse, y de comer carne de humano pasaron a comer carne de puerco, el cambio cultural no fue tan drástico. Y de las misas y los cantos religiosos, pos nomás dejaron de hacerlo al aire libre para empezar a hacerlo dentro de iglesias, con nuevos instrumentos y nuevos argumentos: los indios felices...

Gerónimo de Mendieta, otra vez, apunta:

Cosa maravillosa fue el fervor y diligencia con que los indios de esta Nueva España (después que les fue predicada la palabra de Dios) procuraron edificar en todos sus pueblos iglesias, acudiendo hasta las mujeres y niños a acarrear los materiales, y aventajándose los unos con invidia de los otros en hacerlas mayores y mejores, y adornándolas según su posible, como en los capítulos precedentes se ha visto. Y si les dejasen, cada uno querría tener una iglesia junto a su casa. Y ya que esto no pueden, tienen todos ellos sus oratorios a do rezan y se encomiendan a Dios.

Estábamos, como ya dije, el roto para el descosido, los indios tiranizados y atomizados por los aztecas, caídos los aztecas se quedan huerfanitos, y los españoles, crecidos y arrogantes creyéndose los papás de los pollitos, buscando hijo para "educar". Se piensa en la reducción de la población indígena como parte de un genocidio sistemático, pero lo que acabó reduciendo el número de indios fueron las epidemias, es cierto que de eso nadie tiene la culpa, pero también es cierto que los españoles, aunque se dieron cuenta de ello, no tomaron ninguna medida para detener la peste. La religión acabó minando las estructuras sociales indígenas, pero fue con mucho colaboración de los mismos indígenas, los indios convertidos delataban la idolatría de sus propios padres. De lo que seguramente huían los indios, mas que de la conversión religiosa y cultural, fue del evidente y brutal esclavismo... ¡pero vaya, del trabajo huyo hasta yo!... ¿seré huevón por herencia cultural?
Al final ni los españoles ni los indios querían trabajar.
Se queja el fraile:

Entre las muchas cosas que se podrían contar dañosas y contrarias a la cristiandad de los indios por nuestra parte de los viejos cristianos, hallo ser la principal y más dañosa el repartimiento que de ellos se hace para que nos sirvan contra su voluntad y por fuerza. La razón es, porque ninguna cosa puede ser más contraria ni que más estorbe a que los indios abracen y reciban de voluntad la vida cristiana, que aquello que les da ocasión de aborrecerla. El repartimiento que de ellos se hace para que nos sirvan por fuerza a los españoles, les da probatísima ocasión para que aborrezcan la vida y ley de los cristianos...


Y bueno, hasta aquí con Fray Gerónimo de Mendieta.




¡Ay! ¡Y ya nomás por no dejar!

El Santo patrono de la Reconquista española es Santiago Matamoros. A él está consagrada la catedral de Santiago de Compostela, joya barroca entre las que más.
Santiago viene de San Yago, San Jaques para los franceses y Saint James para los ingleses.
San Yago, el que Mata Moros.
¡Qué cristiano! ¿...edá?
Se siente cómo escurre la beatitud.

En México el culto a Santiago es muy difundido, a fin de cuentas es el Santo patrono de la hispanidad, de le expansión del poderío religioso de España, la orden real más acreditada es la Orden de Santiago. La igelsia de Tlatelolco está consagrada a Santiago, así como prácticamente el centro histórico y religioso de Querétaro, y por cierto, chequen la foto de este link de Querétaro: ¿qué chingados tiene qué hacer una estatua de Santiago Matamoros con una placa de le Presidencia Municipal? ¡Estado laico, mis huevos! En Zacatecas aún se celebra la morisma, un simulacro donde se representa la guerra entre moros y cristianos, para enseñar la vrdadera historia a la plebe. Me contaban que en un pueblito de España donde también se hacía el simulacro, los actores que representaban a los moros, actores no profesionales, gente del pueblo, se pusieron bien pedos una vez, y decidieron que ese año no querían perder, y le arrimaron tremenda patiza a los cristianos. Ese año, ganaron los moros.
Y como dijo Rigo Tovar:


¡Mi Matamoros querido, nunca te podré olvidar!





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