
Amor apache.
Este sistema social, el de la sociedad de castas, sobrevivió alegremente durante un breve lapso de tiempo. La Nueva España, antes de llamarse "¡México Lindo y Querido!", se las apañó muy bien con esta forma de hacer las cosas en lo que llegaban los modernizadores liberales a quitarnos lo medieval a punta de guerras.
A decir verdad, si bien la sociedad de castas no era un lugar ideal, me parece que es el estado natural del mexicano. Al leer sobre la conquista y la colonia uno puede imaginar que después de todo, se trataba del roto encontrando al descosido: tales para cuales el viejo y el nuevo mundo. Las historias recientes de cada bando eran como las historias de de los enamorados, ya habían sucedido un número de cosas que les llevaban a coincidir en su encuentro. Nuestros padres míticos, el padre español y la madre india. La sociedad de castas es la parte más feliz de este matrimonio, en ella se refocilan las virtudes y los defectos de dos culturas tan opuestas, y tan parecidas en el fondo.
Como decía al principio de este rollo, la historia oficial, la que nos presentan los libros de texto escolar, nos presentan una historia donde los españoles malvados, vienen y derrotan a los pobres aztecas. Si bien así fue, hay que matizar bastantito. Veremos que más que perdedores y ganadores hubo mas bien materia para una relación perversa de la que somos descendientes y herederos. Primero, vamos a echar un ojo a las historias de los enamorados.
1. Una historia de La Chingada.
Paz dice que La Chingada es nuestra madre india, violada. Puede ser... pero ¿será que es tan víctima?. El primer mito que existe entorno a la Conquista es que fueron los españoles los que conquistaron. Pero ¿cabe creer que 300 marinos mercenarios, ellos solitos, pudieron someter a 100,000 efectivos tenochcas y a una población de alrededor de medio millón de habitantes? Desde luego que no, y ya es casi de todos sabido que los españoles contaban con la ayuda del ejército tlaxcalteca que ya estaba hasta la mismísima madre de los abusos aztecas. ¿Y por qué pasaría esto? Desde luego pasó porque los aztecas no eran precisamente unos caramelos de encanto, no solo los tlaxcaltecas se adhirieron a los españoles, también una bola de tribus que ya no podían más con los lindos adoradores de Huitzilopochtli.
Desde que los aztecas llegaron al lago, su historia va desde lo asombroso hasta lo grotesco. Desde luego lo asombroso es que se convirtieran de un grupo nómada en un imperio en solo 300 años. ¡Joder, solo los gringos!... y aún más cabrones que los gringos, en 300 años llegaron a un lago que ya estaba habitado, formaron una alianza hegemónica, fundaron y desarrollaron una ciudad con tecnología de punta en su época, y reescribieron los mitos fundacionales del área. Un crecimiento tan vertiginoso tiene un costo.
Uno de esos costos, el mas caro a los aztecas, fue la animadversión de sus aliados, quienes muchos de ellos eran aliados más a huevo que por las buenas para no ser sometidos por lo aguerridos tenochcas. Los aztecas no eliminaban a ningún pueblo, el crecimiento de su sistema social, basado en la fuerza militar, exigía muchos recursos, más de los que medio millón de habitantes podía generar para mantener al ejército mas poderoso de mesoamérica. Entonces se estableció el cobro de tributos. Para que el tributo funcionara era necesario que las tribus sometidas siguieran funcionando y para ello se cuidó de no eliminar a los dioses sometidos, se implantó un henoteísmo obligatorio. La gente seguía con sus dioses y creencias, pero a la a vez tenía que adorar y dar tributo a Huitzilopochtli, la deidad azteca, guerrera y bebedora de sangre.

¡No, no... ni el FMI ni el Ejército gringo copiaron sus ideas a los aztecas,
se parecen, pero eso es otra historia!
se parecen, pero eso es otra historia!
La religión... ¡ah, la religión! Los aztecas eran un pueblo muy religioso, temeroso de los dioses, y también creían que el destino era asignado pro los dioses. La estructura socioeconómica de los aztecas y la religión ya estaba en crisis cuando llegaron los españoles. Moctezuma II, un emperador bastante supersticioso, vivía gobernando con la idea en mente de que a él le tocaba el regreso de Quetzalcóatl. Cuando recibió noticia de los presagios y de la llegada de los teules se cagó en los calzones. En la cabeza del mismísimo emperador ya estaba sembrada la idea del fin de los tiempos...
A veces creo que de no haberse "cumplido" la profecía, el Estado azteca hubiera entrado en una crisis que se hubiera resuelto con la evolución e imposición del monoteísmo. Pero el hubiera es un tiempo inexistente.
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