
Hace 20 años estaba yo en las marchas y plantones de las elecciones del 88. Fuí representante de casilla y me aventé toda la resistencia civil hasta el 5 de mayo de 1989, cuando Cuauhtémoc Cárdenas anunció la creación del Partido de la Revolución Democrática, y muchos de los que habíamos organizado la resistencia civil nos dimos cuenta que era el inicio de la muerte de la organización ciudadana. Los puestos directivos en el nuevo partido se los dieron a los expriístas del "ferrocarril", del PARM, a prófugos del PRI y a las huestes más arribistas del PMS... y a los dirigentes naturales que surgieron del movimiento solo les dijeron: gracias, pueden irse a sus casas, voten por nosotros en las siguientes elecciones. Desarticularon a toda la base, igual que como ha ido haciendo el Peje poco a poquito con las redes ciudadanas... la verdad es que ya lo esperaba, el Peje fue uno de esos advenedizos que entraron al PRD directamente a los puestos que se deberían haber ganado con trabajo de base, entró el Peje y los advenedizos del CEU, en lugar de los líderes naturales que venían de abajo.

De aquella época había una foto que me parecía emblemática en ese momento, era una foto de
La Jornada, dos chavos caminando abrazados en el zócalo echándo novio después de una de las decenas de manifestaciones que se organizaron, uno llevaba una bandera del PAN y el otro una del Frente Democrático Nacional, había cierta sensación de unidad que nunca había sentido. Cuando estábamos montando guardia en la Cámara de Diputados llegaban los viejitos de Michoacán, y luego de presenciar cómo el pleno de la Cámara Baja nos robaba descaradamente la elección, nos entregaban sus monedas de plata envueltas en paliacates vetustos y nos decían: jóvenes, ustedes que están estudiados, digan qué hacemos: si hace falta comprar rifles acá está el dinero. Y nosotros cagados de miedo: no jefe, espérese, hay que ver qué dicen los dirigentes... pero los dirigentes ya desde entonces solo salían a calmar a la gente emputada: ya desde entonces sólo iban a cuidar sus curules, y afuera estábamos todos confusos, iracundos, pero también eufóricos, felices... ver cosas como las camionetas de los panistas, gente que no eran como nosotros, muchos de la Ibero, nos traían tortas y agua para sostener el plantón, cosas como esas nos hacían creer que las cosas podrían cambiar... muchos hubiéramos querido tomar las armas... pero por dónde empezar. A varias cuadras los judiciales, el ejército y los granaderos. Nada de ésto apareció en la tele ni en la radio.
Hoy que ví esa foto de Bartlett dándole la mano a Cuauhtémoc me sentí un poco asqueado.De repente, hoy mismo, sin nad que ver, Bachan dijo una frasecita que me hizo recordar el resto, esa parte que quizá valga la pena rescatar de aquella pequeña epopeya civil:¡Aquí no se raja nadie!
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